Cuando se hace bien, la lluvia de ideas ofrece una infinidad de ventajas, pero la pregunta es la siguiente: ¿cuál es exactamente la forma adecuada de llevarla a cabo?
Para llevar a cabo una sesión de lluvia de ideas fructífera, hay que aplicar un poco de estrategia. Aquí te ofrecemos la información que necesitas para sacar las mejores ideas de todos los miembros de tu equipo.
Reglas básicas de las lluvias de ideas
Una de las mejores formas de prepararte y preparar a tu equipo para que el resultado de la lluvia de ideas sea provechoso consiste en establecer unas reglas básicas de lo que se puede y no se puede hacer durante dicha sesión. Afortunadamente, Osborn se ocupó por ti de la mayor parte de este trabajo cuando se le ocurrió por primera vez el concepto. Cuando implementó la lluvia de ideas en su propia agencia de publicidad, identificó los siguientes principios básicos:
Regla n.º 1: Generar tantas ideas como sea posible durante la sesión.
Aunque a la mayoría de nosotros nos puede parecer contraintuitivo, la lluvia de ideas es más una cuestión de cantidad que de calidad. Al poner el énfasis en obtener tantas ideas como sea posible, el personal está más dispuesto a compartir cosas que, en otras circunstancias, podrían descartar por irrelevantes o excesivas.
Regla n.º 2: Prohibido criticar ideas.
Puede que oigas hablar de esto como "no evaluación" (que también es un concepto clave de la actitud abierta de Atlassian). La lluvia de ideas no va de criticar ideas en el acto, sino solo de generarlas. Esa ausencia de feedback inmediato empodera al personal para compartir sus ideas de una forma más abierta y sin miedo al fracaso ni a la desautorización.
Regla n.º 3: Se aceptan ideas locas y ambiciosas.
Durante una sesión de lluvia de ideas, te interesa que el personal piense a lo grande. Es exactamente ese motivo por el que existe este principio (que hay quien denomina como "dar rienda suelta"), y que fomenta una forma de pensar más creativa, ya que la gente sabe que no solo se le permite innovar, sino que lo cierto es que se le anima a que lo haga.
Regla n.º 4: Se anima al personal a desarrollar otras ideas.
Por último, hay un concepto consistente en "auparse" a la idea de otra persona. Aunque las críticas están prohibidas, a los participantes en la lluvia de ideas se les anima a desarrollar las aportaciones de otras personas. De este modo, se genera un ambiente más colaborativo, en el que las buenas ideas cobran aún más impulso.
Estas reglas básicas constituyen un punto de partida útil, pero hay un par de consejos más que debes tener en cuenta a la hora de estructurar tu sesión de lluvia de ideas.
En primer lugar, presta mucha atención a quién incluirás en la conversación para asegurarte de contar con un grupo diverso de participantes. Los estudios han demostrado constantemente que la diversidad impulsa la creatividad y la innovación, por lo que incorporar voces distintas mejorará tus posibilidades de obtener ideas variadas (y, en definitiva, mejores).
También puedes probar a organizar las sesiones de lluvia de ideas en un espacio diferente, ya sea una mesa de pícnic al aire libre o en la cafetería a la vuelta de la esquina. Básicamente, consiste en romper la rutina y alejarse de la sala de conferencias de la oficina.
Ese nivel de novedad mejora la neuroplasticidad de nuestros cerebros, lo que activa nuestra capacidad de pensar las cosas de formas nuevas. Por lo tanto, en resumen, cambiar de escenario podría dar lugar a ideas aún mayores y mejores. Además, a todos nos vendría bien salir un poco de la oficina, ¿no?
Técnicas de lluvia de ideas
Vale, ya has planificado y organizado la sesión de lluvia de ideas. ¿Y ahora qué? En tu equipo están mirándose los unos a los otros. ¿Cómo pones en marcha la conversación?
A continuación, tienes solo algunas de las muy diversas tácticas que los equipos pueden usar para ponerse manos a la obra y hacer que sus sesiones de lluvia de ideas sean mucho más productivas:
- Brainwriting (escritura de ideas): con esta técnica, los miembros del equipo comparten ideas poniéndolas por escrito de forma independiente en lugar de expresándolas juntos en voz alta. Resulta especialmente útil si sabes que en tu equipo hay una cantidad considerable de personas introvertidas.
- Empezar por una historia embarazosa: iniciar la conversación con algo que pueda resultar embarazoso hace que, de inmediato, todo el mundo adopte un estado mental más vulnerable y abierto, lo cual hace que estén más dispuestos a compartir ideas.
- Dar tiempo a que las ideas maduren: aunque el entusiasmo sea fuerte, tal vez no te interese poner en práctica una idea de inmediato. Los estudios demuestran que incluso una breve pausa puede darte tiempo para afianzar aún más la propuesta.
- Figuring storming: esta táctica implica ponerte en la piel de otra persona para pensar cómo podría gestionar la situación. Puede resultar eficaz porque nos reta a alejarnos de nuestros propios sesgos y percepciones.